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Excluidos por su edad Casi un millón de mayores de 45 años llevan más de dos años en desempleo Necesitan soluciones urgentes para reincorporarse
Son carne de cañón. “Un colectivo de más de dos millones de personas desempleadas, que tienen entre 45 y 65 años sobre un total 8,7 millones de población en esa edad. De ellos, el 21% está buscando trabajo activamente y el 4% se ha desanimado porque no cree que vaya a encontrarlo ya”, describe la catedrática de Economía de la Universidad del País Vasco e investigadora de Fedea, Sara de la Rica, preocupada por los parados de mayores de 45 años, uno de los grupos más vulnerables de la sociedad en esta escalada del paro que, tras cinco años, no alcanza a ver el final.
Se habla mucho del paro juvenil, y las medidas que se están anunciando desde Europa y España van encaminadas a combatirlo, olvidando al colectivo más numeroso de todos y el que tiene mayores dificultades para colocarse debido a la edad y a su escasa cualificación (el 64% de ellos tiene como mucho educación secundaria obligatoria), además de soportar cargas familiares (el 56% son cabezas de familia, y el 36%, cónyuges de estos), algo que no resulta frecuente entre los parados menores de 30 años. “No podemos tirar ese capital humano por la borda”, advierte la catedrática, que solo alcanza a ver la integración en el mercado laboral de los mayores cualificados una vez superada la crisis. El resto, o mejor dicho, la mayoría, se enfrenta a un panorama desolador. “En España nadie les va a contratar”, mantiene De la Rica.
“Hay una contradicción bastante clara en el mercado laboral español. Mientras que cada vez se necesitan mayores cotizaciones por el aumento de la edad de jubilación, las empresas centran sus despidos en los mayores de 50, profesionales de imposible recolocación y que se quedan fuera del sistema, percibiendo un subsidio de poco más de 400 euros mensuales hasta su jubilación”, sostiene un abogado que pide anonimato. En 2013, los parados mayores de 45 años han crecido más del 11%, y desde 2008, el 132%.
Es vital y la única vía de solución para este colectivo poner en marcha urgentemente unas verdaderas políticas activas de empleo que les ayuden a reincorporarse al mercado laboral, opina Agustín del Valle, profesor de Economía de la escuela de negocios EOI. “Si se quiere, se puede. Solo hace falta voluntad política”, añade. “De lo contrario”, continúa Del Valle, “la precariedad se instalará entre los mayores de 45 años, que son quienes perciben mayoritariamente el subsidio asistencial de supervivencia y, por tanto, quienes disponen de unas coberturas más bajas”. No hay que olvidar que cerca del 50% de los parados de mayor edad lleva más de dos años en desempleo, y de ellos, un 30% lleva más de tres años, por lo que ya no cobran prestación por desempleo. “Son cifras escalofriantes”, exclama Sara de la Rica.
El Ministerio de Trabajo (que no ha querido comparecer) se comprometió con los agentes sociales en que, una vez estuviera diseñada la estrategia de empleo joven, se reuniría con ellos para abordar soluciones para los parados mayores de 45 años. “Pero no se ha hecho nada”, señala Pedro Gallego, de UGT, “mientras ha reducido un 32% el dinero destinado a las políticas activas de empleo y ha endurecido el subsidio para mayores de 52 años”. “Hay que aportar dinero para detener el drama del paro”, afirma.
Ese es el punto en el que coinciden todas las fuentes consultadas. Hace falta destinar presupuesto a políticas activas de empleo. “Los trabajadores mayores son expulsados normalmente de puestos que están en declive, con lo que su experiencia acumulada puede ser escasamente útil frente a las vacantes disponibles (hoy, muy pocas). Por otro lado, su educación formal (caso de tenerla) puede haberse quedado obsoleta y solo se actualizaría con un elevado coste, lo cual significa que los pocos puestos a que podrían optar son de baja cualificación, bajos salarios e inestables. Paliar esta situación pasa por políticas activas de empleo muy focalizadas en este colectivo y, por tanto, altamente individualizadas. Es necesario intentar dotarles de nuevas cualificaciones que puedan obtener fuera del sistema educativo y que puedan ser útiles en puestos de trabajo diferentes de los que tenían. Se trataría de verdaderos procesos de reciclaje profesional, con orientación profesionalizada”, explica Miguel Ángel Malo, profesor de la Universidad de Salamanca y economista sénior en el Instituto de Estudios Laborales de la OIT. En la actualidad, solo un 7% de los parados mayores de 45 años está recibiendo algún tipo de formación.
Eduardo Carrero, de 54 años, fue despedido hace siete meses por la empresa de artes gráficas en la que trabajaba “por mi antigüedad de 38 años y las facilidades de la reforma laboral para despedir barato”, relata. “Los mayores estorbamos en las empresas”, dice mientras espera su turno en una oficina de empleo de Madrid. Se ha recorrido casi todos los polígonos de la comunidad en los que están instaladas las empresas de su sector sin suerte. No ha conseguido ni una sola entrevista porque no hay trabajo, asegura. Ya está dispuesto a emplearse en lo que sea para sacar adelante a su familia. Su hija, de 21 años, está estudiando, “todavía puede porque estoy cobrando el paro”. Él también se ha sacado en estos meses el graduado escolar y piensa seguir recibiendo formación, aunque no cree que sea a través del Servicio Público de Empleo. “Me he apuntado a los cinco cursos que me han dejado y no me han llamado para ninguno”, lamenta Carrero, que ve el futuro negro, aunque sin perder la sonrisa.
Donato Riera lleva varios años saliendo y entrando del paro. Trabajó durante más de veinte en la construcción, le pilló el desplome del sector, pero desde hace algún tiempo le contratan “de día en día en una empresa de destrucción de material confidencial”, asegura. A sus 56 años, está pensando en hacerse autónomo porque un conocido le ha ofrecido trabajo si se da de alta. Aguanta en esta situación porque entran otros ingresos en casa, los de su mujer. Como Carrero, la pareja opina que actualmente solo se consigue empleo mediante contactos.
La familia ha sido el contacto para Eva Dombriz, peluquera de 46 años que hace mes y medio fue despedida. “Gracias a mi hermano, empiezo a trabajar ahora. Es una suerte en los tiempos que corren. Tengo que dejar mi casa e irme al pueblo con mi hija, pero estoy contenta porque tengo empleo”, afirma esperanzada.
Los expertos opinan que flexibilizar la jubilación para que pueda compatibilizarse con empleos a tiempo parcial puede ser una solución para el colectivo de mayor edad. “Se deben generar trabajos subvencionados a tiempo parcial al tiempo que se adquiere formación para poder volver al mercado laboral una vez pasada la crisis. Tenemos muchos desempleados con poca cualificación, tanto jóvenes como mayores, que pueden beneficiarse de esta medida, cuya cuantía podría incrementarse para los cabezas de familia”, propone Carlos Martín, economista de CC OO. En el plan de empleo juvenil se ha introducido la formación a tiempo parcial subvencionada, pero muy mal planteada, indica. Martín apuesta también por facilitar un retiro parcial a los autónomos al frente de servicios (como tiendas o bares), de manera que trabajen menos horas y puedan contratar a una persona a tiempo parcial.
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18/06/2013 - PUBLICADO por el propio portal Open Space Comarcal: OS Comarcal